Cuatro genios de la música en apenas dos días con Fundación Excelentia
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Cuatro genios de la música en apenas dos días con Fundación Excelentia

Beethoven, Rimski-Kórsakov, Mozart y Mendelssohn el 16 y 18 de enero en el Auditorio de Madrid

Cuatro genios de la música en apenas dos días con Fundación Excelentia
viernes, 10 de enero de 2025

Pocas veces se da la posibilidad de disfrutar de cuatro de los grandes genios de la música clásica en apenas dos días. Eso es lo que propone Fundación Excelentia para el 16 y 18 de enero próximos. El primer día le toca el turno a Beethoven y su impresionante Concierto para piano y orquesta núm. 5 «Emperador», junto a la romántica y exótica Scheherezade de Rimski-Kórsakov. Alexei Volodin, junto con el veteranísimo Grigory Sokolov y el inmutable Nikolai Lugansky, es uno de los mejores representantes de la poderosa escuela rusa de piano de la actualidad. Escucharle en una obra cumbre, como es el último concierto para piano de Beethoven, el "Emperador", es toda una oportunidad de disfrutar de gran música. Y, sin abandonar lo ruso, pero dejando el mundo formal del concierto clásico, siempre es un gozo lanzarse a viajar con el príncipe Kalender por los coloridos mares sonoros del poema sinfónico en cuatro movimientos "Scheherezade" de Rimsky-Korsakov: cuentos, amores, leyendas, aventuras, hechiceros malvados, una princesa con voz de violín y un gran naufragio final, a toda orquesta, en una obra mágica y subyugante.
 
El día 18 doble sesión de Mozart con la obertura de Las bodas de Fígaro y la melódica Sinfonía núm. 39. Además, estará Mendelssohn y su Concierto para violín y orquesta en mi menor. Todo ello en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música de Madrid con la imprescindible y cada día más solvente Orquesta Clásica Santa Cecilia con Christopher Allen como director el día 16 y José Luis López Antón el 18. Los solistas son también categoría, el pianista Alexei Volodin para el «Emperador», y Erzhan Kulibaev al violín acompañando a Mendelssohn.
 
Aunque no parece que Beethoven estuviera muy conforme con el apelativo «Emperador» que se dio al que sería su quinto y último concierto para piano y no se extrañó de que no tuviera muy buena acogida en Viena en febrero de 1812, como parte de las festividades ordenadas por los conquistadores franceses de la ciudad. Mientras que su estreno un año antes en Leipzig fue bien recibido y un crítico lo describió como "sin duda uno de los conciertos más originales, imaginativos y efectivos, pero también uno de los más difíciles de todos".
 
Como siempre, en el más extenso concierto para piano de Beethoven hay mucho que se adelanta a su tiempo. Su estilo virtuoso y su amplio rango dinámico se adaptan perfectamente al tipo de piano de concierto con el que Beethoven sólo podía soñar y que no se desarrolló hasta mediados de la década de 1820. Es uno de los conciertos para piano más logrados de todos, con un sorprendente movimiento de apertura y un glorioso final en rondó, pero es la belleza y la serenidad del adagio, similar a un himno, lo que hace que este sea el mejor de Beethoven.
 
Música de las “Mil y una noches”
 
No cabe duda que la emotiva historia del cruel sultán Shahryar, que toma una nueva esposa cada noche y la ejecuta al amanecer, hasta que Sherazade, se salva y conquista su corazón contándole historias que se han conocido como “Las mil y una noches” inspiró a Rimski-Kórsakov para su obra al que dio el título de la imaginativa y audaz hija del gran visir de Shahriar. El propio Nikolái cuanta así el nacimiento de su suite sinfónica: “El programa que me había guiado al componer Sherazade consistía en episodios separados, sin conexión, e imágenes de Las mil y una noches , esparcidas a lo largo de los cuatro movimientos de mi suite: el mar y el barco de Simbad, la fantástica narración del Príncipe Kalandar, el Príncipe y la Princesa, el festival de Bagdad y el barco que se estrella contra la roca con el jinete de bronce sobre él... Quería que estas pistas dirigieran apenas levemente la imaginación del oyente... Todo lo que deseaba era que el oyente, si le gustaba mi pieza como música sinfónica, se llevara la impresión de que es, sin lugar a dudas, una narración oriental de algunas numerosas y variadas maravillas de cuentos de hadas y no simplemente cuatro piezas tocadas una tras otra...” No hay nada al azar: el malvado sultán tiene un motivo de bajo fuerte y sombrío, mientras que Sherazade, su esposa, tiene una melodía tierna y sensual para violín solo y arpa para representar su feminidad.
 
La obra se estrenó el 3 de noviembre de 1888 y fue dirigida por el propio compositor. Esta fantasía orquestal está envuelta en orquestaciones tentadoras, colores orquestales y un lenguaje armónico, por lo que no es de extrañar que se haya convertido en una obra maestra romántica popular.
 
La primera de tres sinfonías encadenadas
 
Las tres últimas sinfonías de Mozart (las número 39, 40 y 41) fueron compuestas en dos meses en julio y agosto de 1788. Se cree que estas tres obras monumentales, la apoteosis de la escritura sinfónica de Mozart, estaban concebidas como una trilogía. De esta manera, el movimiento inicial de la Sinfonía núm. 39 se convierte en una especie de obertura, mientras que el movimiento final se desvanece sin coda, dejando los verdaderos fuegos artificiales contrapuntísticos para el final de la Sinfonía núm. 41, el “Júpiter”.
 
La majestuosa introducción del primer movimiento tiene un poder cautivador. Figuras de fanfarria majestuosas y golpes de tambor se mezclan con florituras de escala descendente. Esta es una música llena de misterio y anticipación tensa. Estas tres últimas sinfonías son inusuales para su época. Cuando se escucha la palabra “sinfonía”, la mente se remonta a los grandes dramas musicales de Beethoven, Brahms y Mahler. Pero en el siglo XVIII, una sinfonía era un entretenimiento mucho más ligero, que a menudo se interpretaba con poco o ningún ensayo. Estas tres sinfonías, por otro lado, son las más largas del compositor y presentan un nivel de complejidad estructural y experimentación inusual en las obras contemporáneas. La Sinfonía n.° 39, por ejemplo, es la única de las sinfonías maduras de Mozart que no utiliza oboes. La dependencia resultante del clarinete (un nuevo miembro de la orquesta en ese momento) dentro de los instrumentos de viento le da a la obra un sonido distinto de sus otras sinfonías.
 
Un concierto muy interpretado
 
El Concierto para violín y orquesta de Felix Mendelssohn es una de las obras más líricas y fluidas de su género y uno de los conciertos para violín más populares y más interpretados de todos los tiempos. Se estrenó en Leipzig el 13 de marzo de 1845. Mendelssohn utilizó las estructuras clásicas estándar para la pieza, pero realizó cambios para adaptarse mejor a sus propios gustos y a los tiempos cambiantes. El turbulento primer movimiento, “Allegro molto appassionato”, está escrito en forma de sonata clásica, con una variedad de exposiciones temáticas, un desarrollo y una recapitulación de los temas.
 
Si puede hablarse de niño prodigio, ése fue el pequeño Felix Mendelssohn que fue descrito como “el más asombroso de todos los prodigios de la composición”. Las principales obras de su adolescencia –el Octeto para cuerdas, escrito cuando tenía sólo dieciséis años, la milagrosa Obertura de El sueño de una noche de verano, escrita a los diecisiete, y la desgarradora Primera sinfonía, escrita cuando tenía apenas quince años (por no hablar de su primer Concierto para violín, escrito a los trece)– revelan una incomprensible perfección técnica unida a una personalidad musical plenamente formada y a una asombrosa fluidez de pensamiento. Y estas obras parecían fluir de su pluma casi tan rápido como podía escribirlas.
 
Sobre Fundación Excelencia
 
La Fundación Excelentia es una fundación privada sin ánimo de lucro que desarrolla sus actividades en el campo de la cultura. Nace para contribuir a la promoción del patrimonio lírico-musical e impulsar la creación y representación de las artes musicales en todas sus variedades adoptando y aunando las iniciativas necesarias para que se cultiven en libertad y perfeccionamiento permanentes. Son objetivos primordiales de la Fundación la difusión y divulgación de la música y el cultivo de nuevos valores musicales. Entre sus actividades fundamentales se encuentra la organización del Ciclo de Conciertos Excelentia que tiene lugar en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música de Madrid. Promocionando este ciclo la Fundación pretende acercar la música de calidad a todos los públicos con un amplio repertorio.
 
Además de su apuesta por hacer llegar la música clásica y otras músicas a todo tipo de públicos en distintos lugares de España, la Fundación tiene un fuerte compromiso social y por eso organiza también seminarios, mesas redondas, simposios, conferencias, concursos y cualquier otro tipo de reuniones sobre los temas que constituyen los objetivos de la Fundación. Así mismo, y para el mejor cumplimiento de sus objetivos, la Fundación Excelentia desarrolla un fuerte proyecto educativo que incluye conciertos pedagógicos para niños, ayudas para la formación musical, cursos de música para niños y conciertos benéficos. En su búsqueda comprometida a través del arte y consciente de que la música es un lenguaje para la paz, la Fundación Excelentia desea transmitir a través de su trabajo los valores universales de la armonía y la escucha que tanto ennoblecen al ser humano.
 
Adquisición de entradas: A través de reservas@fundacionexcelentia.org o llamando al teléfono: 91 4574061 / 91 4583089 y a través de Internet.
 
Más información: www.fundacionexcelentia.org

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